Una amiga me llama y me dice: -por fin lo intente, pero llegaron a tiempo-, Baja California Sur, desde que tengo memoria, y según estadísticas, siempre ocupando los primeros lugares.
-Cuando me desangraba no sabia si reír o llorar, no había felicidad, pero tampoco tristeza- Las pesadillas y los sueños llevan un mismo itinerario. Cuando el horror de la pesadilla es inaguantable, la angustia nos obliga a despertar. Por otro lado, el gozo y la alegría de un sueño nos puede abrumar tanto, que no podemos aguantar tanta dicha y en el momento mismo del inicio de la plenitud, terminamos igual despertando: sudorosos, temblorosos, y en medio de la conciencia creemos que aun seguimos sin despertar.
-A nadie le importo, ni siquiera a mi familia- Para Schopenhauer el ser humano que decide poner fin a su vida, lo hace porque considera la crueldad de la misma, superior a la angustia que causa la muerte.
-Tanta sangre me hizo desear vivir con más intensidad- En él, el problema del suicidio como forma de escape de este misterioso mundo radica en que, lejos de ser la negación de ese incesante y constante desear, abandonando el querer y su intrínseca espiral de sufrimiento, es un acto de afirmación enérgica de nuestra volición, es decir, de la voluntad de vivir.
-Hay muchos que lo tienen todo, y yo.....(llanto)- La verdadera negación no consiste en aborrecer el dolor, sino en aborrecer los goces de la vida. Como hemos visto antes, el dolor es propio a la existencia, y paradójicamente mientras más intentamos huir del sufrimiento hacia el goce, menos nos alejamos de éste.
-Ya no quiero sufrir, ya no puedo, el sufrimiento sobrepasa mi vida- El suicida, dice Schopenhauer, ama la vida; pero no acepta las condiciones en que se le ofrece; o no le satisface, o le gusta creer que no la merece. El hombre cuando se quita la vida, en realidad lo único que busca es una forma de existencia que no se identifique con el sufrimiento.
Inclusive, la sola idea de cometer suicidio se plantea como un acto en el que se desea huir del dolor, olvidando que este mismo acto del querer, nos sumerge nuevamente en el insistente movimiento pendular del querer."Al destruir su cuerpo (el individuo) no renuncia a la voluntad de vivir, sino a la vida. Quiere vivir, aceptaría una vida sin sufrimientos y la afirmación de su cuerpo, pero sufre indeciblemente porque las circunstancias no le permiten gozar de la vida."
-Los amo, y por eso me voy- Entonces, es cuando Schopenhauer afirma que, precisamente porque el suicida no puede dejar de querer, es que cesa de vivir, afirmando así la voluntad de vivir en él. La falta radica en que el dolor del cual se sustrae al quitarse la vida, es lo que podía conducirle, desengañado de la voluntad, a la dejación voluntaria de sí mismo y por consiguiente a la salvación.
"Sucede con quien se mata, como con un enfermo que prefiriese conservar su enfermedad por no tener energía para dejar concluir una operación dolorosa, pero saludable." Esto me hace recordar a un anciano, el cual prefiere morir a que le cortasen un miembro.
El dolor se le ha acercado dándole la posibilidad de negar la voluntad, pero él, al cometer el suicidio, lo desvía afirmando rotundamente la voluntad de vivir.Aunque Schopenhauer no recomienda el suicidio, tampoco lo condena moralmente; simplemente lo considera un error: una liberación falsa, que en vez de negar la voluntad de vivir, siendo ésta la verdadera causa de nuestro sufrimiento, se convierte en su máxima afirmación, ya que al suicidio nos mueve el deseo de otra forma de existencia (cualquiera que ésta sea, inclusive la nada) en la que el sufrimiento esté desterrado.
Algunas posiciones filosóficas:
Sócrates: Lo prohibía con el argumento religioso de que no había que matarse antes de que Dios forzase a ello de alguna manera (Fedón, 62c).
Aristóteles: Fundamentaba su reserva frente al suicidio en el argumento socio-ético de que es un acto de injusticia contra la comunidad humana y las más de las veces, expresión de una falta de autodominio moral (Ética a Nicómaco 1166 b, 7)
Hume: Defendía el suicidio como un derecho de autodeterminación anejo a la libertad humana
Kant: Rechaza el suicidio con la explicación metafísica de que cancelar al sujeto de la moralidad, significa tanto como borrar la moralidad misma en su existencia (Metafísica de las costumbres, parágrafo 6).
Amery y Kamlah y organizaciones como EXIT, defienden la licitud del suicidio como un privilegio del hombre, o como un derecho humano inalienable.
Y aquí es donde nos damos cuenta del enjuiciamiento del suicidio por parte de la filosofía y la teología moral. Lo separa un delgado hilo conductor que es el juicio moral sobre la actuación suicida en concreto. Es decir, mientras que los enfoques de las ciencias humanas y sociales se preguntan por la dinámica, la evolución, las causas y los elementos que disminuyen la libertad en la acción suicida, la perspectiva ética general se centra en el problema básico de si esta permitido o prohibido poner fin a la propia vida y si, de acuerdo con ello, existe una norma ínter subjetiva válida, que pueda por tanto, imponerse socialmente. CONTINUARA
-Cuando me desangraba no sabia si reír o llorar, no había felicidad, pero tampoco tristeza- Las pesadillas y los sueños llevan un mismo itinerario. Cuando el horror de la pesadilla es inaguantable, la angustia nos obliga a despertar. Por otro lado, el gozo y la alegría de un sueño nos puede abrumar tanto, que no podemos aguantar tanta dicha y en el momento mismo del inicio de la plenitud, terminamos igual despertando: sudorosos, temblorosos, y en medio de la conciencia creemos que aun seguimos sin despertar.
-A nadie le importo, ni siquiera a mi familia- Para Schopenhauer el ser humano que decide poner fin a su vida, lo hace porque considera la crueldad de la misma, superior a la angustia que causa la muerte.
-Tanta sangre me hizo desear vivir con más intensidad- En él, el problema del suicidio como forma de escape de este misterioso mundo radica en que, lejos de ser la negación de ese incesante y constante desear, abandonando el querer y su intrínseca espiral de sufrimiento, es un acto de afirmación enérgica de nuestra volición, es decir, de la voluntad de vivir.
-Hay muchos que lo tienen todo, y yo.....(llanto)- La verdadera negación no consiste en aborrecer el dolor, sino en aborrecer los goces de la vida. Como hemos visto antes, el dolor es propio a la existencia, y paradójicamente mientras más intentamos huir del sufrimiento hacia el goce, menos nos alejamos de éste.
-Ya no quiero sufrir, ya no puedo, el sufrimiento sobrepasa mi vida- El suicida, dice Schopenhauer, ama la vida; pero no acepta las condiciones en que se le ofrece; o no le satisface, o le gusta creer que no la merece. El hombre cuando se quita la vida, en realidad lo único que busca es una forma de existencia que no se identifique con el sufrimiento.
Inclusive, la sola idea de cometer suicidio se plantea como un acto en el que se desea huir del dolor, olvidando que este mismo acto del querer, nos sumerge nuevamente en el insistente movimiento pendular del querer."Al destruir su cuerpo (el individuo) no renuncia a la voluntad de vivir, sino a la vida. Quiere vivir, aceptaría una vida sin sufrimientos y la afirmación de su cuerpo, pero sufre indeciblemente porque las circunstancias no le permiten gozar de la vida."
-Los amo, y por eso me voy- Entonces, es cuando Schopenhauer afirma que, precisamente porque el suicida no puede dejar de querer, es que cesa de vivir, afirmando así la voluntad de vivir en él. La falta radica en que el dolor del cual se sustrae al quitarse la vida, es lo que podía conducirle, desengañado de la voluntad, a la dejación voluntaria de sí mismo y por consiguiente a la salvación.
"Sucede con quien se mata, como con un enfermo que prefiriese conservar su enfermedad por no tener energía para dejar concluir una operación dolorosa, pero saludable." Esto me hace recordar a un anciano, el cual prefiere morir a que le cortasen un miembro.
El dolor se le ha acercado dándole la posibilidad de negar la voluntad, pero él, al cometer el suicidio, lo desvía afirmando rotundamente la voluntad de vivir.Aunque Schopenhauer no recomienda el suicidio, tampoco lo condena moralmente; simplemente lo considera un error: una liberación falsa, que en vez de negar la voluntad de vivir, siendo ésta la verdadera causa de nuestro sufrimiento, se convierte en su máxima afirmación, ya que al suicidio nos mueve el deseo de otra forma de existencia (cualquiera que ésta sea, inclusive la nada) en la que el sufrimiento esté desterrado.
Algunas posiciones filosóficas:
Sócrates: Lo prohibía con el argumento religioso de que no había que matarse antes de que Dios forzase a ello de alguna manera (Fedón, 62c).
Aristóteles: Fundamentaba su reserva frente al suicidio en el argumento socio-ético de que es un acto de injusticia contra la comunidad humana y las más de las veces, expresión de una falta de autodominio moral (Ética a Nicómaco 1166 b, 7)
Hume: Defendía el suicidio como un derecho de autodeterminación anejo a la libertad humana
Kant: Rechaza el suicidio con la explicación metafísica de que cancelar al sujeto de la moralidad, significa tanto como borrar la moralidad misma en su existencia (Metafísica de las costumbres, parágrafo 6).
Amery y Kamlah y organizaciones como EXIT, defienden la licitud del suicidio como un privilegio del hombre, o como un derecho humano inalienable.
Y aquí es donde nos damos cuenta del enjuiciamiento del suicidio por parte de la filosofía y la teología moral. Lo separa un delgado hilo conductor que es el juicio moral sobre la actuación suicida en concreto. Es decir, mientras que los enfoques de las ciencias humanas y sociales se preguntan por la dinámica, la evolución, las causas y los elementos que disminuyen la libertad en la acción suicida, la perspectiva ética general se centra en el problema básico de si esta permitido o prohibido poner fin a la propia vida y si, de acuerdo con ello, existe una norma ínter subjetiva válida, que pueda por tanto, imponerse socialmente. CONTINUARA
6 comentarios:
Por mucho este es el post que más me ha gustado de todos los que haz publicado en tu Blaaaaag.
Como que simplifica perfectamente bien tu personalidad y tus estudios y tu ser tabbo.
Hablas de la muerte (a través del suicidio) lo apoyas en filosofía (en Schopenhauer uno de los filósofos que más nos llamó la atención... te acuerdas de la manera en que el habla de los genios?)
Lo suavizas con un toque de experiencias personales... solo para darle un tinte más íntimo (la historia de tu amiga)
y terminas demostrando la gran capacidad de síntesis y narración que tienes.
Excelente post tabbo.. de verdad...
"El suicida, dice Schopenhauer, ama la vida; pero no acepta las condiciones en que se le ofrece; o no le satisface, o le gusta creer que no la merece. El hombre cuando se quita la vida, en realidad lo único que busca es una forma de existencia que no se identifique con el sufrimiento."
itch que fuerte! U_U
Si Pablo, la verdad es que con Schopenhauer empece a interesarme más en la filosofia. Y este tema del suicidio lo trata de una manera, digamos bi-partita, ambivalente y creo que asi debe ser la filosofia; en cuanto a la teologia moral, ya sabemos lo rigorista que puede ser y creo que aqui es donde se emplea muy bien la relacion entre F y T, de la que tanto nos hablaban los maestros. Thanks Pab!!!
yo ando leyendo el sonido de la montaña de yasunari kawabata, era un genio y se suicido, en japón se suicidan, ¿eres japonés tabbo?
Ojala!!! osea ke BCS: here are many geniuses...
Adiós, mi vida termina hoy retando a lo natural, retando a Dios mismo, la empezó Él y la termino yo… al fin y al cabo ya estaba muerto…
Pensamiento de uno de mis primeros escritos, te lo enseñé pero tal vez no lo recuerdes... me gusto un montón tu post, aunque me consternó tambien, ya sabes pork!!!
tzaabo!!! esta madre está bien curada, ya sabes que soy poco afecto a estos mundos pero es interesante pensar sobre la vida y en una de las puerta abieras para la libertad del espiritu ante las estructuras que vanalizan los más santo y sagrado, la subjetividad como unicidad ontologica del hombre.
y quien mejor que el profeta más sublime de la modernidad, excelente!!!!!!!!!!
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