martes, enero 26, 2010

Enciclica Spe Salvi – Sobre la esperanza cristiana



Siendo sincero, de las pocas encíclicas que me he echado enteritas, ninguna me había gustado tanto como la encíclica Spe Salvi. Claro que hubiera tenido mayor validez si la hubiese leído por iniciativa propia pero no fue así, sino que su lectura es parte de un trabajo semestral para la materia de Teología Moral.
Y es que todos, creo, hemos caído alguna vez en la tristeza y en la desesperanza tal cual como los caminantes de Emaús, sobre todo en esa etapa amada y odiada por igual llamada adolescencia.
Uno de las interrogantes que más me llamó la atención de esta encíclica versa así:
¿Es individualista la esperanza cristiana?
¿Cuántas personas se estarán acordando de mi en este preciso instante? Creo que muchas, el mundo esta lleno de reacciones en cadena, cuyas dendritas surgen de un solo origen. En nuestra época se ha desencadenado una crítica cada vez más dura contra la esperanza cristiana, caracterizándola como una forma de “abandonar el mundo a su miseria y ampararse en una salvación eterna exclusivamente privada”. Pero la realidad es totalmente al contrario, todos los aspectos de la fe cristiana, incluida la esperanza, son compartidos con los demás creyentes mediante nuestra comunión con Hijo del Hombre.

“Nuestras existencias están en profunda comunión entre sí, entrelazadas unas con otras a través de múltiples interacciones. Nadie vive solo. Ninguno peca solo. Nadie se salva solo. En mi vida entra continuamente la de los otros: en lo que pienso, digo, me ocupo o hago. Y viceversa”. Es como esa sensación de ya haber conocido a esa persona, una simpatía inusual por alguien o quizá por qué no, antipatía.

“Solo camina a mi lado y sé mi amigo” A. Camus

“Como cristianos, nunca deberíamos preguntarnos solamente: ¿Cómo puedo salvarme yo mismo? Deberíamos preguntarnos también: ¿Qué puedo hacer para que otros se salven y para que surja también para ellos la estrella de la esperanza? Entonces habré hecho el máximo también por mi salvación personal”. Un satori es instantáneo y todo lo resuelve.
Muchos dicen que amar profundamente a otro ser humano puede ser peligroso, pero recordemos que el peligro, el dolor y el sufrimiento muchas veces están mano a mano con la redención y la gracia.

5 comentarios:

Pablo... dijo...

Lo volvi a cambiar... si le das click en sigueme en twitter... hace magia.. jejejej

que te parece?

Martín dijo...

USH ESTE ARÍCULO ME CONMOVIO HASTA CASI LAS LAGRIMAS...NETA!!! ESQUE TAMBIEN LEI LA ENCICLICA Y ME SORPRENDIERON SOBRE TODO LOS TRES TESTIMONIOS QUE DA EL PAPA, NO MANCHES COMO PUEDE HABER GENTE CON UNA ESPIRITUALIDAD ASI DE GRANDE, EN UNA PARTE DICE "EL ES CAPAZ DE BAJAR A LOS INFIERNOS POR TÍ"!!! UFF SNIF

Lorenita dijo...

Tabbo: no sé... verdaderamente no sé que pensar de eso. Tal vez si leo la encíclica. El espíritu evangélico y de salvación, visto así, es bella y dolorosamente ambiguo. Pero no diré nada hasta leer la encíclica.

RUY dijo...

tus post están muy largos

Pablo... dijo...

No le hagas caso al ruy.. el que sabe de blogs..

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